Cima de la corriente conceptista y eminencia del barroco, Francisco de Quevedo (1580-1645) halló en la expresión lírica uno de los medios más idóneos para dar cauce no solo a su causticidad, sino también a sus más hondas preocupaciones morales y filosóficas. Esta Antología poética, seleccionada y prologada por Jorge Luis Borges, pone al descubierto las claves últimas de la poesía quevediana: "Acaso nadie, fuera de su ostensible rival y secreto cómplice, Góngora, ha paladeado el castellano, el peculiar sabor de cada palabra y de cada sílaba, como don Francisco de Quevedo y Villegas. [...] Los adversarios acaban por confundirse; los une el común estilo de su época. [...] Hermanos enemigos, el culteranismo y el conceptismo son dos especies antagónicas del género barroco."
Cima de la corriente conceptista y eminencia del barroco, Francisco de Quevedo (1580-1645) halló en la expresión lírica uno de los medios más idóneos para dar cauce no solo a su causticidad, sino también a sus más hondas preocupaciones morales y filosóficas. Esta Antología poética, seleccionada y prologada por Jorge Luis Borges, pone al descubierto las claves últimas de la poesía quevediana: "Acaso nadie, fuera de su ostensible rival y secreto cómplice, Góngora, ha paladeado el castellano, el peculiar sabor de cada palabra y de cada sílaba, como don Francisco de Quevedo y Villegas. [...] Los adversarios acaban por confundirse; los une el común estilo de su época. [...] Hermanos enemigos, el culteranismo y el conceptismo son dos especies antagónicas del género barroco."