En un despliegue de inteligencia y poesía, Ott consigue paralizar al espectador con el relato de las Torres Gemelas y asistimos a su agonía contada desde las propias Torre Norte y Torre Sur, humanizadas, transformadas en dos mujeres ultrajadas que relatan su agonía minuto a minuto. Hábilmente, el dramaturgo intercala los relatos de los humanos: azafatas, madres, hijos, padres, esposos, bomberos, rescatistas, etc… que fallecieron o sobrevivieron al atentado en medio del relato atormentado de las dos torres, que no entienden lo que les pasan hasta que se ven demolidas a escombros.
En un despliegue de inteligencia y poesía, Ott consigue paralizar al espectador con el relato de las Torres Gemelas y asistimos a su agonía contada desde las propias Torre Norte y Torre Sur, humanizadas, transformadas en dos mujeres ultrajadas que relatan su agonía minuto a minuto. Hábilmente, el dramaturgo intercala los relatos de los humanos: azafatas, madres, hijos, padres, esposos, bomberos, rescatistas, etc… que fallecieron o sobrevivieron al atentado en medio del relato atormentado de las dos torres, que no entienden lo que les pasan hasta que se ven demolidas a escombros.