Parece que no, pero 90 días de confinamiento dan para muchísimo ganchillo, videojuegos, meriendas a deshora, intentos de repostería y plantas maltratadas.
Con vosotros, la fascinante vida de una comiquera quedándose en casa.
Parece que no, pero 90 días de confinamiento dan para muchísimo ganchillo, videojuegos, meriendas a deshora, intentos de repostería y plantas maltratadas.
Con vosotros, la fascinante vida de una comiquera quedándose en casa.