Un caserón viejo y laberíntico, con habitaciones agregadas en patios y azoteas, es el escenario de esta novela que, con los olores y los dolores, los sonidos y la atmósfera propia de los ghettos, se incrusta en un callejón de la colonia del Valle, a la vez que en la literatura mexicana actual hecha por mujeres.
Gitanos, artistas, parjeas homosexuales, gente sin recursos que el terremoto del 85 arrojó hacia ninguna parte y de quienes la autora recoge las voces entremezcladas, son los personajes que pueblan la historia. También Ixtab, la señora de la obscuridad, la muerte que alquila un cuarto para elegir a sus víctimas impunemente. Gabriela Rábago Palafox no deja de lado el humor y abre, asimismo, una compuerta a la ciencia-ficción mediante el relato que escribe uno de los personajes.
Un caserón viejo y laberíntico, con habitaciones agregadas en patios y azoteas, es el escenario de esta novela que, con los olores y los dolores, los sonidos y la atmósfera propia de los ghettos, se incrusta en un callejón de la colonia del Valle, a la vez que en la literatura mexicana actual hecha por mujeres.
Gitanos, artistas, parjeas homosexuales, gente sin recursos que el terremoto del 85 arrojó hacia ninguna parte y de quienes la autora recoge las voces entremezcladas, son los personajes que pueblan la historia. También Ixtab, la señora de la obscuridad, la muerte que alquila un cuarto para elegir a sus víctimas impunemente. Gabriela Rábago Palafox no deja de lado el humor y abre, asimismo, una compuerta a la ciencia-ficción mediante el relato que escribe uno de los personajes.